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Una caja no es vida para una pulga
Autor: Mario Albasini
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Realización a cargo de Iván, Walter y el lápiz de Hernán.
En la edición Jony y Jaime. Dedicado con mucho amor a Malena, Madeleine, Lautaro, Celena, Víctor, Elías, Michel, Alejandro Jaime, Teresa, Luana, Axel, Francesca y Poroto!!!


El locutor del circo, que parecía un general, exclamó: –¡Aquí está Juan y su pulga amaestrada!

Juanita saludó al público con una reverencia y la sonrisa más grande que le puede caber en la cara a una pulga. Pero, a pesar de su sonrisa, no era feliz. Era tan chiquita su vida. Era tan pequeña su caja. Mientras agradecía los aplausos, pensaba: “Una caja no es vida para una pulga”.



No era un gato cualquiera. Era un gato de esos bañados, perfumados, y con un moño en el cuello. No iba caminando. Lo llevaba en sus brazos una dama tan perfumada y moñuda como él.


–¿A vos te gusta vivir en una caja? A mí, no. Juan se rió. Fue una carcajada llena de ganas.
–No. A mí, tampoco. Se fueron caminando por la calle. Juanita, en el hombro de Juan. Y ella cada tanto le decía:
–Una caja no es vida para una pulga...

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